Aquí os dejamos el primer "cuento viajero" de este curso, ya terminado.
Sus autores: Sandra, Eva, Sergio, Mario, Sofía, Santiago, Pablo, Miguel Ángel y Bruno.
Esperemos que os guste:
LA PANDILLA DE "LOS SIMPLI"
En
un colegio de un pueblo que casi nadie conocía había un grupo de niños que
siempre la estaban liando. Se llamaban: Javier, Elisa, Pablo, Clara, Jorge,
Paula, Luís y María. Gastaban bromas a todos los del pueblo. Por ejemplo, al
carpintero, Felipe, le escondían sus herramientas; al granjero, David, le
espantaban las gallinas y al panadero, Diego, le escondían la harina. Los del
pueblo, hartos de tantas trastadas, ya no sabían qué hacer.
Día
tras día la pandilla “Los Simpli” no paraba de hacer de las suyas. Ellos
pensaban que era divertido seguir gastando bromas a todos los del pueblo, pero
esto no podía continuar así.
Todos
los del pueblo se decían: “Alguna solución habrá que buscar”. Pasaban los días
y nadie sabía qué hacer. Hasta que un día algo cambió…
Y
ese día llegó. La pandilla “Los Simpli” se quedaron en casa y todos los del
pueblo les encerraron… y allí pasaron muchos días. Entonces todos echaban de
menos las bromas de la pandilla.
Un
día les abrieron la puerta y los de la pandilla dijeron a la vez:
-
¡¡No
volveremos a hacerlo!!
Pero
era mentira. Querían vengarse de todo el pueblo. Se fueron a casa e hicieron un
plan. Pasaron días, semanas,… hasta años muy largos. A Elisa se le ocurrió una
idea, pero necesitaban más personas para llevarla a cabo. A Paula se le ocurrió
otra idea, pero necesitaban un helado gigantesco y no tenían tanto dinero como
para comprarlo. Pero Clara tuvo la mejor idea…
La
idea de Clara consistía en que la noche de Halloween se disfrazaran de
monstruos horribles. Todos los de la pandilla “Los Simpli” dijeron que sí. Pero
David, el granjero, que había oído todo, se lo contó a los del pueblo y estos
decidieron salir de sus casas. Así que los de la pandilla fueron a asustarlos,
pero los del pueblo les asustaron a ellos.
¡Menudo
susto que les dieron a los de la pandilla! Salieron corriendo a la casa más
cercana de uno de la pandilla, que era la casa de Pablo, y pensaron otro plan.
Mientras tanto Jorge vigilaba que ninguno del pueblo les espiara a los demás de
la pandilla. Después de un par de semanas tuvieron otro plan, que se le había
ocurrido al más mayor, Javier, y que consistía en que…
Se
les ocurrió que habían venido unos ladrones por la noche y se iban a llevar a
Pablo y a Jorge. Al día siguiente Javier y los demás de la pandilla (sin Pablo
ni Jorge) les dijeron a las madres y a los padres de Pablo y Jorge que se les
habían llevado unos ladrones la tarde anterior. Sus padres se preocuparon
muchísimo y llamaron a la policía, a los bomberos…
Los
policías no encontraron ni rastro y, los bomberos, igual. El único sitio donde
no buscó nadie fue en una casa abandonada. Pablo y Jorge miraban por la ventana
partiéndose de risa porque nadie los encontraba.
Pasaron
los días, los meses y hasta los años. Un día de calor decidieron salir de su
escondite. Sus padres les preguntaron cómo se habían escapado y les dijeron que
los ladrones les habían dejado marcharse porque eran insoportables. Pero las
cosas iban a cambiar…
Y
así fue… cambiaron. Sabían que era una broma de los de la pandilla, pero cada
pocos días iban desapareciendo los de la pandilla.
El
primero fue Javier, por ser el más mayor, y así hasta que solo quedó la más
pequeña, Elisa. La pobre Elisa tenía mucho miedo. Les pidió ayuda a todos los
del pueblo, pero ellos no la hicieron ni caso. Ella pensó que eso era raro,
pero se empezó a acordar de las trastadas que habían hecho ella y los de su
pandilla...
No
sabía qué tenían que hacer para que aparecieran. Entonces dijo:
-
Ya sé que he
hecho cosas malas y bromas, pero, ¿por qué no desaparezco yo?
Y
al fin se dio cuenta…
Ella
no desaparecía porque seguramente tenía un don o algo así. Entonces se dijo:
-
¡¡A la caza
de “Los Simpli”!!
Esa
noche no debió salir. Y, sobre todo, al lugar donde fue, al cementerio, porque
era 31 de octubre, Halloween. Allí investigó, pero entonces notó algo extraño.
Había treinta y una tumbas, pero solo debía haber treinta, porque nadie del
pueblo se había muerto en esos años. Tocó una tumba y sintió que era de roca.
Pero tocó la última tumba y dijo:
-
¡¡Esta tumba
es de plástico!!
Detrás
de la tumba había un papel donde ponía:
-------------------------------------------------------
DIARIO
DE JAVIER 23:45
P.M.
De
repente he aparecido – también XXXXXXXXXX
en este lugar, ayer, pero hoy ha llegado también Clara, y estamos esperando la
llegada de la pandilla, que seguramente vuelva a rescatarnos. Esperamos su
llegada impacientes.
P.D:
Nos trasladamos al gran roble de detrás de la puerta norte del cementerio. Si
alguien lee esta nota, que venga a recatarnos.
---------------------------------------------------------
-¡Oh, no! ¡Javi y Clara están en el gran roble! Tengo que ir a recatarlos…
- Sí, tú vete…
- ¿Quién eres?
Clara
fue corriendo al gran roble y allí se encontró a Javi, a Clara y a toda la
pandilla de “Los Simpli”. Después fueron a la casa de Pablo y le hicieron una
broma, que consistía en tirar globos de agua
a los vecinos.
Javier,
que estaba muy loco, dijo:
- Tiremos…
¡ordenadores!
La
pandilla dijo que no. Pablo, Javi, Jorge y Paula eran los que tiraban los globos
de agua. Elsa, Luis, María y Clara eran los que se encargaban de vigilar que
nadie los viera. Entonces, apuntaron con el tirachinas y dijeron:
- Preparados…
Listos… ¡YA!
Y
dieron con un globo de agua en la cabeza a David, el granjero. Como fue un golpe
tan fuerte, le tiraron el sombrero al suelo y se murieron de la risa. El
granjero David dijo:
- ¡Niños!
¡Sinvergüenzas! Me habéis calado la ropa…
El
granjero David se lo dijo a los padres de los niños de la pandilla “Los
Simpli”. Sus padres les castigaron sin salir de casa, pero por la noche todos
quedaron para hacer travesuras al granjero David.
Como
era de noche, el granjero estaba dormido. Fueron a su casa, entraron por la
ventana sin que se enterase y cogieron su despertador y se lo pusieron a las
cuatro de la mañana.
Le
pusieron el volumen a tope y se lo escondieron donde no lo pudiese encontrar
para que no lo pudiese apagar.
Todos
se fueron a casa para que sus padres no notaran que se habían ido. Al día
siguiente, como el granjero sabía que había sido la pandilla “Los Simpli”, fue
a denunciarlo porque ya no aguantaba más. Les pusieron una multa. Los padres de
“Los Simpli” sacaron el dinero de las huchas y les castigaron…
El
castigo fue tan grande que en esos días no les dejaron salir. Los niños estaban
muy aburridos porque no les dejaban hacer nada y se pasaban todo el día mirando
por la ventana. Hasta que un día sus madres les compraron un libro para leer,
que se titulaba “El reino de la fantasía”. No les gustaba leer y, cuanto más leían,
más aburrido les parecía.
Cuando
por fin les dejaron salir a jugar, prometieron no hacer ninguna broma más.
Descubrieron que jugar sin hacer bromas a los demás era también divertido…
FIN
